El inesperado culpable de las bromas a los telefonillos.

Una comunidad de vecinos se indigna por un bromista que llama al telefonillo de madrugada y resulta ser lo más inesperado

Los vecinos de un edificio en la localidad de Schwabach (Alemania) llamaron a la Policía cuando sus telefonillos sonaron repetidamente a altas horas de la noche, sospechando que jóvenes de la zona estaban detrás de la broma.

Los residentes comentaron que estaban especialmente preocupados porque quienquiera que tocara los timbres no estaba activando las cámaras con sensor de movimiento en el exterior de la puerta principal.

La Policía descubrió que el supuesto bromista era en realidad una babosa que se arrastraba por el panel de botones, lo que activó varios timbres en el proceso. Las autoridades, tirando de humor, emitieron un comunicado en el que afirmaron que al gasterópodo «se le había puesto en su sitio, se le habían enseñado los límites de su territorio y se le había dejado en una zona de césped cercana».