Una investigación de la Universidad de Stanford encontró una relación entre los nombres y la inteligencia estudiando a un grupo de 70.000 personas.
Aunque el nombre que nos ponen nuestros padres muchas veces está ligado a la tradición, las preferencias de nuestros padres o simplemente a la casualidad, un grupo de profesores de la Universidad estadounidense de Stanford han conseguido relacionar este atributo con el coeficiente intelectual de las personas.
Respecto a los nombres masculinos, el que salió peor parado fue el de Jonathan, un nombre bastante común en el mundo.
En nuestro país, se llaman Jonathan más de 24.000 personas, aunque también existen varias variantes como Jonatan (19.000) o Yonatan (1000). Lo que han averiguado en Stanford es que el coeficiente intelectual medio de las personas llamadas Jonathan ronda los 80 puntos, lo que los clasifica como entre las personas poco inteligentes. A modo de comparación, el coeficiente intelectual promedio general se establece en 100.
En el estudio también se han encontrado con otros nombres asociados con un CI bajo, como Aline y Sara, ambos con un promedio de CI de 82.