Una tendencia que se volvió viral en redes sociales propone imitar la experiencia de tener un perro, pero sin convivir con uno real. Quienes practican hobby dogging salen a pasear con correas vacías, entrenan a “perros imaginarios” y hasta participan de competiciones y clases con adiestradores caninos. Sus defensores aseguran que ofrece los “beneficios” emocionales de tener una mascota: rutina, ejercicio y vínculo simbólico, sin asumir responsabilidades reales como alimentación, veterinario o cuidados diarios. En redes, la tendencia genera reacciones divididas: desde risas y memes hasta críticas que cuestionan la desconexión con lo que implica cuidar a un animal vivo. El fenómeno nació en Europa y ya recorre el mundo como una de las modas más insólitas del momento.


