Si la música te pone la piel de gallina, tiene algo que ver con tu personalidad y con las conexiones de tu cerebro.
Ese escalofrío que a veces recorre la piel al escuchar una canción especialmente emotiva se trata de una respuesta física y emocional que no todo el mundo experimenta.
Los estudios apuntan a que las personas que sienten este escalofrío poseen conexiones más fuertes entre las áreas del cerebro que procesan el sonido y aquellas relacionadas con la emoción. Esa unión hace que la música tenga un efecto mucho más profundo en su organismo, capaz de provocar un estremecimiento real y visible.
Más allá de la reacción física, el escalofrío parece estar ligado a la personalidad. Las investigaciones muestran que quienes lo experimentan suelen destacar por su mayor empatía, creatividad y apertura a nuevas experiencias. En resumen, este tipo de respuesta estaría revelando un perfil emocional más sensible y receptivo a los estímulos artísticos.
Aproximadamente la mitad de las personas ha sentido alguna vez este escalofrío musical.